El calzado toma oxígeno tras un ‘annus horribilis’

Las medidas tomadas por las asociaciones zapateras han permitido amortiguar el golpe al sector

Con cierta esperanza y algo de oxígeno, encara el sector del calzado el arranque del verano tras vivir su particular ‘annus horribilis’. No es que se trate de un sector que en los últimos lustros haya gozado de fortuna, pero sin duda, este año ha superado con creces la cifra de desgracias conocidas en cuanto a destrucción de empleo y cierre de empresas.

La concatenación de acontecimientos negativos, tales como la crisis causada por la pandemia del COVID-19, el cierre de las fronteras y también el comercio minorista, entre otros factores, ha provocado que muchas empresas no hayan sobrevivido.

Una persona abatida tras perder su empleo.
Cientos de zapateros han perdido su empleo y su empresa durante la crisis.

Como si se estuviera sufriendo una plaga bíblica, a todo eso hubo que agregar la intención primigenia del Gobierno de España de excluir al sector del paquete de ayudas de 11.000 millones de euros de apoyo a las empresas y autónomos. Por otro lado, aún pende como una espada de Damocles, la amenaza del Gobierno de Estados Unidos de gravar con tasas arancelarias la importación del calzado. Por todo ello, se puede entender la contundencia en toda su extensión de atravesar un año horrible.

Pese a todo ello, la eficaz y rápida actuación de las organizaciones zapateras y sus esfuerzos por negociar con la clase política, así como la asunción de acciones rápidas y decididas, ha conseguido amortiguar el golpe y permite vislumbrar la luz al final del túnel.

Merced a estas fructíferas gestiones, el Gobierno de España ha abierto la mano y ha permitido que sean las comunidades autónomas las que decidan si se otorgan ayudas a aquellos sectores que se consideren estratégicos en cada territorio. Como es conocido y sin menoscabo de otras zonas zapateras, la producción del calzado se concentra principalmente en la Comunidad Valenciana, más concretamente en determinadas zonas la provincia de Alicante. Por fortuna, la mayor parte de las administraciones de las regiones con producción zapatera, han sido sensibles a las circunstancias de sus empresas y las han incluido entre las posibles receptores de fondos públicos.

TASA GOOGLE

En cuanto a los aranceles de Estados Unidos, se pretenden gravar con hasta el 25% la importación de calzado español como represalia a la denominada Tasa Google, algo que haría inviable las exportaciones a ese importante cliente.

En zonas concretas, como Elda o Petrer, existe una dependencia muy fuerte hacia determinadas marcas con las que están vinculados un innumerable enjambre de talleres y pequeñas empresas que se dedican en exclusiva a éstas. En el caso de que finalmente la administración de Joe Biden no dé marcha atrás, el sobrecoste en las exportaciones nacionales se incrementará en una horquilla de entre el 35% y el 37,5%, algo que equivaldría a salir por completo del mercado estadounidense. Por el momento, el sector se puede permitir respirar durante 180 días. La decisión se ha aplazado por seis meses. Ojalá en este semestre, las administraciones de Pedro Sánchez y Biden alcancen una solución satisfactoria. 

Con este panorama que deja atrás una negra tormenta, todos los expertos consideran que los datos invitan a cierto optimismo. Como muestra un botón: en marzo la producción de zapatos retornó a porcentajes en positivo (+9,8%). Igualmente, la facturación se disparó hasta el 30,8%; mientras que el empleo creció en 1.282 nuevos puestos de trabajo (+3,7%) en el mes de mayo.

Esperamos y deseamos que estas cifras se afiancen, que el verano de 2021 dé una enorme patada en el trasero al COVID, los aranceles, que las ayudas del Gobierno rieguen de esperanza las maltrechas cuentas de las empresas, que las contrataciones de personal se disparen y que los comercios minoristas retomen la temporada en septiembre con la fuerza y vigor que se merecen.